viernes, 9 de febrero de 2007

IPC

Comprender el IPC

La cesta de la compra se actualiza

Los expertos analizan para ELPAIS.com los cambios en el IPC que serán efectivos en el dato de enero

NURIA CANO - Madrid - 09/02/2007



Cada mes los técnicos del Instituto Nacional de Estadística (INE) recogen, de más 30.000 establecimientos distribuidos en 140 municipios, los precios de 484 productos que conforman el carro de la compra modelo de los españoles. Con esos datos, y aplicando una serie de cálculos, se elabora el Índice de Precios de Consumo (IPC) que mide la evolución de los precios de los bienes y servicios del país, lo que nos cuesta la barra de pan o la factura del teléfono, y que se usa como referencia para actualizar salarios, alquileres o pensiones.


Grupos del IPC base 2001 y sus ponderaciones para 2006
GRUPOSECTORESPONDERACIONES (%)
1Alimentación y bebidas no alcohólicas22,28
2Bebidas alcohólicas y tabaco 3,07
3Vestido y calzado 9,25
4Vivienda10,71
5Menaje 6,17
6Medicina 2,72
7Transporte14,91
8Comunicaciones 3,28
9Ocio y cultura 6,78
10Enseñanza 1,68
11Hoteles, cafés y restaurantes11,45
12Otros 7,72

Pero los españoles no compramos siempre igual. Las pautas de consumo van variando y los ciudadanos sacan productos de su carro de la compra, introducen nuevos y varían el dinero que gastan en cada partida (alimentación, vestidos, ocio, transporte, tecnología, etcétera). Para adaptarse a estas variaciones, el INE realiza periódicamente cambios en el listado de productos que configuran la cesta de la compra, su peso dentro de la misma (ponderación), la muestra de municipios y los establecimientos donde se recogen los precios.

Y este año toca actualizarse. El IPC del mes de enero, cuya publicación se ha retrasado hasta el día 20 de febrero, se calculará teniendo en cuenta nuevos productos, municipios y establecimientos, y con una metodología revisada. Estos cambios, que el organismo aún no ha detallado, estarán vigentes hasta el año 2011.

El IPC de los expertos

Ante estas modificaciones, de menos calado que las de 2002 cuando el indicador se renovó por completo con el sistema IPC-2001, los expertos consultados por ELPAIS.com coinciden en destacar la calidad de la estadística y la necesidad de hacerla lo más cercana posible a la realidad del consumo del país.

“El IPC mide la evolución del nivel de precios de bienes y servicios de consumo en un país”, explica Gregorio Izquierdo, director del servicio de estudios del Instituto de Estudios Económicos (IEE). “Los cambios que se produzcan en la cesta de la compra (la muestra de artículos de la que se recogen mensualmente los precios) la hará el índice más representativo”, añade Izquierdo. Carlos Maravall, de Analistas Financieros Internacionales, adelanta que los cambios que se preparan “son pequeños” y cree que, en general, el sistema de cálculo y la composición del índice son “razonables”.

Julián Cubero, economista jefe para España del servicio de estudios de BBVA, considera “necesario que el índice se adapte lo mejor posible a los cambios de los patrones de consumo de la gente, que se dé la importancia adecuada a los productos conforme pasan los años”. La parte menos “positiva” de estos cambios, según Cubero, es que se pierde algo en las comparaciones (con las series anteriores), aunque “se gana en actualidad”.

De hecho, según explica el INE, a la hora de cambiar la composición o la metodología del IPC pesan dos factores: la representatividad y las comparaciones. Si la base permanece sin variar mucho tiempo, el IPC se convierte en una medida menos correcta de la inflación. Pero, si se realizan cambios en los elementos que definen el índice con demasiada frecuencia, la comparación con otras series pierde validez.

¿Qué se podría mejorar?

Pero los expertos, que coinciden en calificar el indicador como una “buena herramienta”, tienen también algunas pegas que poner. Para empezar, Izquierdo señala lo que se denomina sesgo de sustitución. “Cuando va subiendo el precio de un bien, las familias pueden dejar de consumirlo. Es difícil contemplar estas variaciones y se puede obviar que en el pasado fueron productos más representativos”.

“Hay productos que se quedan desfasados y que deben eliminarse, y otros que tienen que añadirse con el paso de los años”, explica Cubero. Un ejemplo de un producto desfasado puede ser la maquina de coser, mientras que en las novedades deberían entrar los últimos productos tecnológicos. Éste es, precisamente, uno de los objetivos de los cambios en el contenido de la muestra de productos o cesta, en la que, por ejemplo, estos productos deberán ganar peso con los cambios.

El otro hándicap es la dificultad de reflejar los cambios en la calidad de los bienes. “Van aumentando los precios de algunos bienes, por ejemplo de un ordenador, pero aumenta más su calidad. En realidad, por el mismo dinero, o incluso menos, compramos mejores equipos y eso el IPC no lo reconoce”, explica Izquierdo. Para Carlos Maravall, podrían mejorarse dos partidas: el gasto en educación y una separación más clara de lo que representan los servicios financieros.


http://www.elpais.com/articulo/economia/cesta/compra/actualiza/elpepueco/20070209elpepueco_2/Tes

el oro del banco de españa

artículo sobre el oro del banco de españa para comentar en clase

REPORTAJE: MADRID VEDADO La cámara del oro

Eldorado, bajo la Cibeles

La caja fuerte más custodiada de España guarda miles de lingotes

ARTURO DÍAZ - Madrid - 29/01/2007

El oro es hoy un activo con el que se negocia en los mercados para obtener rentabilidad, por lo que periódicamente se vende parte. En 2006 España se deshizo de 40 toneladas con un beneficio de unos 500 millones de euros, según los datos oficiales. Pero España acumula 417 toneladas de oro en tres plazas extranjeras y en la sede del Banco de España. EL PAÍS ha visitado la cámara acorazada de la entidad para comprobar cómo se sienten los que se encuentran con ese tesoro.


"Nunca hemos sufrido robos, y queremos que siga así", dicen los encargados de seguridad

Rara vez se cae en ello al viajar en la línea 2 del metro bajo el carro de Cibeles. "Próxima estación, Banco de España", dice la voz enlatada. Allí al lado, a pocos metros de los pasajeros que van a lo suyo, yace una de las fortunas más evidentes de España, dinero de todos que apuntala las economías del banco central y del Estado, miles de kilos de oro en barras y monedas que refulgen, millones de euros hechos metal. La cámara del oro del que fuera fundado como Banco Nacional de San Carlos en 1782 es una formidable fortaleza, una serie de galerías húmedas que llaman al sueño de la riqueza y la codicia, el cielo del tío Gilito en las entrañas de la capital.

El lingote que muestra Fernando, uno de los claveros del sanctasanctórum del edificio de Alcalá con Paseo del Prado, es una barra singular con la numeración M68026 y LF526, su carné de identidad particular. La pieza trapezoidal brilla como el sol incluso bajo la luz mortecina de la cámara y su tacto es suave y gélido a la vez. El lingote, que el amo de las llaves ha sacado al azar de una gaveta con otros 24, tiene el alma millonaria: vale alrededor de 200.000 euros, según la cotización de estos días. Cuando se sostiene entre las manos la medida áurea del becerro de la avaricia -sus aproximadamente 12,5 kilos de oro (400 onzas Troy, la medida estándar)- es inevitable maravillarse ante los más de 33 millones de pesetas que condensa el metal surafricano, como si se tuviera en vilo el salón de la casa que no se puede comprar, el crédito inalcanzable, un billete del gordo...

Un puñado de personas entran, y pocas veces, en este extraño santuario de riqueza dormida. Fernando y Mercedes llevan haciéndolo juntos como siameses desde hace más de 25 años. Se necesitan para abrir al alimón las múltiples defensas del lugar, cargados con sus manojos de llaves de formas extrañas y las combinaciones de las puertas mastodónticas agazapadas en algún lugar de su cabeza.

Fernando es un hombre afable, una enciclopedia viva del Banco de España que recita de memoria fechas, datos y nombres de gobernadores de la institución como si fueran de la familia. Asegura que su oficio, la apertura de la caja fuerte por antonomasia para el arqueo de las reservas de oro cuando lo ordenan los auditores del Banco, es algo tan prosaico como "contar garbanzos, lo mismo".

Llegar hasta la caverna donde se almacenan estos garbanzos de cuento oriental recuerda al comienzo de la serie Superagente 86, aquella que creó Mel Brooks en los años sesenta del siglo pasado en que el pobre Maxwell Smart atravesaba obstáculos sin fin para alcanzar su oficina secreta. Primero hay que bajar 35 metros desde la superficie para toparse de bruces con la primera puerta poderosa de un hipogeo que mide 4.500 metros cuadrados.

Decir que la entrada pesa 16,5 toneladas de acero es lo más significativo del artilugio mecánico, una tapa redonda y más ancha que un hombre que se recubre de vaselina periódicamente para evitar que se oxide.

Sorprende ver cómo la ley de la palanca y la pericia de los ingenieros que la diseñaron hacen que Fernando abra tamaña mole con un solo dedo una vez liberados los pernos, lentamente, sobre dos bisagras grandes como misiles. Al mínimo obstáculo, "como un poquito de suciedad", afirma el hombre, la puerta ya no encaja y debe venir el cerrajero a lijar el borde de acero para que vuelva a funcionar. La cámara es estanca gracias a lo hermético de las puertas, así que al cerrarse se siente el aire salir por la diferencia de temperatura.

El silencio dentro parece infinito, y los que se internan en él lo rompen con voz queda como si de un sacrilegio se tratara. Las distintas estancias que componen el recinto tienen el aspecto austero de un ministerio del Franquismo. Son criptas amplias y frías, de bóveda apuntada, sin decoración ni elementos superfluos. Se excavaron a partir de 1933 "a base de dinamita, pico y pala, como si fuera una mina", explica Fernando, que enseña las fotos de los obreros fabricando el hormigón armado con la boina calada, 260 personas que trabajaron día y noche para concluir la obra.

Estos hombres extrajeron 22.000 metros cúbicos de tierra en una obra que costó 9,5 millones de pesetas de la época (¡15,8 millones de euros!). La cámara, parecida en su diseño a la de la sede de la Caja de Ahorros (Sparkasse) de Viena, fue inaugurada en un mal año, 1936, tras resolver el problema del agua subterránea común en Madrid que provocó el colapso de los taludes en alguna ocasión.

Las puertas, tres hasta llegar al peculiar almacén, son los elementos más visibles de las muchas medidas de protección que no desvelan los empleados. "Nunca hemos sufrido robos y queremos que siga siendo así", previenen los celosos encargados de la seguridad del Banco. Sí se puede contar que las puertas llegaron de Pensilvania (EE UU), fabricadas por la empresa York. Tal es el peso de las tres principales -además de la ya citada, las otras llegan a las 15 y 8 toneladas-, que se contrataron unas grúas especiales para lograr bajarlas. Una vez que se atraviesa la tercera, aparece el gabinete numismático del Banco.

Ordenados en cajones forrados de terciopelo azul profundo están muchos de los escudos, reales y pesetas de oro acuñados por la entidad desde su creación y una gran selección de monedas salidas de las cecas españolas a lo largo de la historia.

Aquí se guarda el primer maravedí con caracteres latinos (siglo XII; sólo hay tres piezas más) y una medalla conmemorativa del reinado de Isabel II de 454 gramos de oro, única en el mundo. Una vez más, las cifras apabullan: la colección tiene más de medio millón de piezas. Javier, el empleado encargado del gabinete, explica que las reservas de oro se acumulaban en monedas hace años, no como ahora, cuando su forma más común es el lingote.

Miles de ellos, el Banco no da la cifra exacta, duermen en un cuarto próximo. En vitrinas de metal y cristal están alineados, tan quietos como reliquias polvorientas cuya única función es existir.

Cuenta Fernando que las personas que entran por primera vez en la caja suelen ser discretas y no dicen casi nada ante el asombro del oro, "aunque, eso sí, abren los ojos como búhos y al rato preguntan cuánto vale un lingote, esa pregunta nunca falla".



http://www.elpais.com/articulo/madrid/Eldorado/Cibeles/elpepuespmad/20070129elpmad_9/Tes

jueves, 8 de febrero de 2007

Este blog trata de ser una ventana abierta a la discusión sobre los estudios de economía en bachillerato