viernes, 30 de octubre de 2009

LETONIA AL BORDE DE LA BANCARROTA Veinte años de la caída del Muro

La crisis aleja el sueño capitalista
El país báltico sufrirá este año una caída del PIB del 18%, la mayor del mundo - El colapso económico obliga a buscar un modelo de crecimiento alternativo

Dos décadas después de la desaparición del Muro de Berlín, EL PAÍS inicia la publicación de una serie de reportajes sobre los Estados de Europa central y del Este que se liberaron entonces de las dictaduras comunistas
Enfundado en ropa vieja pero limpia, periódico abierto entre las manos, Oleg Lukoshko aguarda su turno en una cola de unas 80 personas que se alarga sobre una escuálida acera de la periferia de Riga. Los letones creían haber tumbado para siempre las colas humillantes junto con sus peores pesadillas soviéticas, pero el capitalismo también puede infligir esperas infames a sus adeptos. Unos 30 metros más adelante, desde un portal verde que se abre todos los días a las doce, personal de un monasterio ortodoxo distribuye sopa de verduras y pan gratis.
"Me quedé en el paro hace un año", dice Oleg en la cola de la beneficencia
A diferencia de muchos de sus compañeros de espera, cuyos alientos delatan asiduas relaciones con el alcohol, Oleg, de 52 años, tiene el tipo de pinta que uno no se esperaría encontrar ahí. No es el único que no encaja. La recesión de caballo que azota a Letonia no parece mirar a la cara a nadie. El país báltico, junto con su vecino Lituania, sufrirá la contracción del PIB más fuerte del mundo en 2009: una caída del 18%, según el Fondo Monetario Internacional (FMI).
"Me quedé en el paro hace más de un año, el subsidio de desempleo dura sólo nueve meses, hay que pagar el alquiler. Mis hijos me ayudan lo que pueden, pero no es suficiente", resume Oleg, que presume de su formación de soldador de astillero y de su calificación de sexto grado en la escala profesional soviética.
El ascenso del paro ha sido vertiginoso en Letonia, un país con 2,3 millones de habitantes. En septiembre, la tasa se situaba en el 18%, frente al 8% de hace un año. Una situación dramática, si se considera que el Estado está al borde de la bancarrota. Sólo un rescate de 7.500 millones de euros -un tercio del PIB del país- liderado por el FMI y la UE lo ha mantenido a flote.
El impacto brutal de la crisis ha agrietado de repente el sueño de bienestar y libertad que animó el apasionado abrazo del país a Occidente tras la independencia lograda en 1991. En la actual década todo parecía ir viento en popa. Tasas de crecimiento del 10%, admisión en la UE y en la OTAN, mejores sueldos. Se hablaba de tigre báltico.
"En 2005 ya empezamos a advertir que iba todo demasiado rápido, que había demasiado crédito fácil y consumo, y poca producción de bienes. Pero los políticos no pisaron el freno a tiempo", comenta Andris Vilks, asesor para Economía y Finanzas del actual primer ministro, que tomó posesión del cargo en marzo.
La balanza de pagos con el exterior arrojaba cifras rojas del 20% del PIB al año, la deuda del sector privado se disparaba. Letonia vivía por encima de sus posibilidades. La película se acabó de repente y empezó un doloroso ajuste de cuentas. En enero pasado hubo disturbios en Riga, con un centenar de detenidos. Cayó el Gobierno. El país parecía a punto de irse al garete.
La comunidad internacional no lo permitió. Las repercusiones sobre países vecinos y varios grandes bancos habrían causado daños mucho más allá del reducido tamaño de la economía báltica. "Ahora la situación es algo más estable. El cuadro macroeconómico mejora, aunque el social sigue empeorando. El paro seguirá creciendo. Pero no tenemos otra elección que duros recortes de gasto", dice Vilks.
Así, en la misma cola de Oleg, se halla también Pavils, de 55 años, guardia fronterizo jubilado. "Yo cobraba 158 lats. Ahora me dan 142 (poco más de 200 euros)", dice. A los jubilados hubo que recortarles la pensión un 10%. Profesores, médicos y policías... todos han ido a peor. Los servicios básicos tiemblan bajo los golpes de tijera. .
Quienes se queden tendrán que poner el país en un nuevo carril, reformular un modelo que ha fracasado. No les falta talento y cultura para lograrlo.

lunes, 19 de octubre de 2009

El euro gana peso como moneda de reserva de los bancos centrales

"El dólar ya no es lo que era", dice uno de los malos en la última entrega de la saga James Bond mientras reclama un pago en euros contantes y sonantes. El cine como metáfora: el reinado de la divisa estadounidense está (una vez más, y van casi 20 años así) en entredicho. El euro empieza a hacerle sombra. Un déficit público nunca visto en tiempos de paz, una política de tipos de interés sin precedentes, al 0%, una Gran Depresión financiera, el reventón de la burbuja inmobiliaria y la lenta -pero que muy lenta- recuperación prevista en EE UU se combinan en un cóctel que ha dejado temblando al billete verde.
La debilidad estadounidense se refleja más que nunca en su moneda. La semilla de la desconfianza ha arraigado de tal manera que el euro gana peso como divisa de referencia: los bancos centrales de todo el mundo acumularon más de la mitad de sus reservas en euros entre abril y junio, según Barclays Capital. Es la primera vez que eso ocurre en un periodo de alta demanda (cuando los bancos centrales acumulan más de 80.000 millones de dólares en un trimestre). Y es también la primera vez que la cuota de dólares comprados baja al 37%.
Todo suma: la moneda europea sigue batiendo marcas y cotiza ya rozando los 1,5 dólares por unidad, el máximo en más de 14 meses y por encima de los niveles previos a la quiebra de Lehman Brothers, epítome del desfallecimiento de Wall Street y del pinchazo de la economía norteamericana en los últimos tiempos.
El oro está también en máximos, y el mercado petrolero se recalienta por momentos. La causa es siempre la misma: ese declive del dólar. El euro está lejos aún de los 1,60 dólares que alcanzó en abril de 2008, pero los analistas no descartan que siga escalando hasta esa cota. No se trata de que la economía europea esté fuerte: son Estados Unidos y su divisa quienes flaquean.
La cuota de mercado del dólar en las divisas mundiales baja a medida que sube la del euro. Según el Banco Internacional de Pagos de Basilea -una suerte de banco central de bancos centrales-, el dólar suponía aún el 62,8% de las reservas mundiales al cierre del primer semestre. Pero esa cifra no deja de caer: a finales de 2008 estaba en el 64%. "Se trata de una tendencia que se viene arrastrando desde hace 10 años", asegura Pablo Guijarro, de AFI. "Pero aun así, y a pesar de todas las presiones, la pérdida de protagonismo es y va a seguir siendo muy gradual", añade.